Los productos químicos que usamos a base diaria siempre pueden presentar cierto grado de peligro para la salud humana. Por eso, los humanos desde hace mucho hemos usado los animales, los únicos seres del planeta con propiedades parecidas a las humanas, para determinar la seguridad de los productos cosméticos, domésticos o médicos. Los animales de laboratorio se convirtieron en objetos cuyo derecho a vivir no es aceptado y les es quitado de manera muchas veces cruel e inhumana. Pase su necesidad en los siglos anteriores, la experimentación animal ya no es fundamental para el avance científico o biomédico y la ciencia ya conoce otros remedios para la experimentación que no incluya la crueldad ejercida sobre los animales.